La libertad de pensamiento en la política

La libertad de pensamiento en la política es uno de los derechos humanos fundamentales que ayuda en la divulgación de ideas, pensamientos y opiniones, siempre y cuando no haya enfrentamientos con las autoridades e injurias contra las personas que piensen de forma diferente. Y es por ello que en un Estado democrático está permitido la libertad de expresión sobre los diferentes partidos del gobierno y, en consecuencia, de sus banderas representativas. 

Normalmente, cuando se realiza alguna manifestación de un partido político extremista todos nos echamos las manos a la cabeza (los que no comparten esa ideología). Nos ponemos en alerta y saltamos a la mínima expresión de alguna idea contradictoria a la nuestra. No obstante, pienso que esto se debe más a la forma en que los manifestantes transmiten su mensaje que al verdadero contenido de este, además de la predisposición de los oyentes. Si de verdad queremos que se nos escuche y se nos tome en serio, no deberíamos montar un escándalo que desemboque en una estampida de manifestantes furiosos contra todas aquellas personas que tienen un punto de vista diferente. Porque una vez hecho el desastre, poco va a importar lo que se defiende, la próxima vez que se intente hacer la sociedad va a tachar de inmediato el movimiento, creo yo.

En el territorio político, creo, pasa igual. Si un grupo de personas franquistas cree que la época de España fue muy buena con Franco, pero piden permiso para manifestarse y lo hacen de una forma civilizada, todos los que piensan igual se van a alegrar de que se le esté dando difusión a ese tipo de pensamiento y los que no, están en contra harán oídos sordos y fin de la historia. Aunque, hay que tener en cuenta que, en todo momento va a haber alguien que no respete la libertad de pensamiento en la política del otro y quiera obstaculizar la concentración, ocasionando problemas con los manifestantes y las autoridades.

Personalmente pienso que todo el mundo, en este caso, en España, posee el derecho de compartir su posición política, sea apoyada por una mayoría o no. El problema viene dado por la irascibilidad tanto de los que expresan sus ideas como de los oyentes. Casi siempre va a haber enfrentamientos porque no somos capaces de respetar las opiniones del prójimo y he aquí el problema. Coartamos la libertad de pensamiento en la política de los demás.

Y es por todo esto que pienso que debemos trabajar en la tolerancia de las ideas y opiniones de los ajenas, porque de esa manera nos va facilitar nuestra convivencia en sociedad y cada vez que alguien quiera participar en una manifestación no va a estar pensando en si volverá a casa con algún golpe o rasguño, en el mejor de los casos. Y, para finalizar, me gustaría destacar una frase del famoso Mahatma Gandhi que dice: “No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás, el mismo respeto que se tiene por la propia”.