Caras de orgullo al ver a sus hijos graduados en la carrera que ellos deseaban estudiar, conversaciones en las que ponen por las nubes las notas que han obtenido, centenares de discusiones sobre el grado universitario que deberían estudiar… Actualmente, los padres creen que pueden decidir sobre el futuro de sus hijos. Y yo me pregunto, ¿deben los hijos tomar sus propias decisiones? Desde mi punto de vista, esta situación podría ir a peor, pues si permitimos que elijan nuestros padres hoy, ¿qué otras cosas elegirán por nosotros en el futuro?
Me viene a la cabeza un artículo del ABC que leí hace un tiempo. Mediante numerosos ejemplos, este ponía de manifiesto, no solo el grave error que nuestros padres comenten al elegir por nosotros, sino también la alta probabilidad de que su autoridad aumente con el tiempo. Y es que, salvando las distancias, podríamos llegar a vivir una situación similar a la novela 1984, de George Orwell. El Gran Hermano: nuestros padres; las reglas de la ciudad: lo que debemos hacer o no según ellos; y Winston: cada uno de nosotros. ¿Acaso alguien querría vivir sin poder tomar ni una sola decisión por sí mismo?
Por otro lado, la elección de los estudios universitarios no es más que otro de los muchos indicios que muestran la influencia de nuestros padres sobre nuestras decisiones. Los amigos que debemos tener, qué días y qué horas podemos quedar con ellos, de qué forma vestir… Por lo tanto, en vista de estas señales, ¿es que no vamos a abrir los ojos? todas ellas no hacen más que reforzar nuestra tesis: si no intentamos elegir por nosotros mismos, nuestros padres tendrán cada vez más influencias sobre nuestras decisiones.
En conclusión, los padres son una parte esencial de nuestra vida. No obstante, en cuanto a la elección de nuestra carrera universitaria, ¡eso es ir demasiado lejos! O comenzamos a tomar nuestras propias decisiones, o su autoridad aumentará con el tiempo. Nuestra vida es nuestra y eso conlleva elegir por nosotros mismos; ya que como dijo paulo Coelho: «Vivir es tomar decisiones y asumir las consecuencias».